¡qué preciosidad! No sé por qué, pero me ha gustado sobre todo el volador.
En estos tiempo que corren, me doy cuenta de que soy un tipo raro (y me temo que también lo sois muchos de los que andáis por aquí, si no todos).
Me explico: a mi alrededor todos (mis vecinos, mis compañeros, mis amigos,...) siempre hablan de querer tener; que si mira lo que me he comprado, que si ya he elegido mi próximo cochazo, que si fíjate qué barato me salió el televisor plano, ...
Viendo este robot casi mágico a mí no me entra ninguna gana de tenerlo, pero sí una sensación voraz de hacerlo que, haciendo un poco de auto-psicoanálisis, quizás sea más una sensación de querer saber cómo hacerlo.
En definitiva: no quiero tener, quiero hacer y, sobre todo, saber hacer.
Reflexiones para un día festivo (San Isidro patrón de Madrid)